La torre defensiva de Obano fue mandada construir por el rey Sancho Ramírez en el siglo XI durante la reconquista. Un siglo después, el rey Alfonso II la donó a los templarios, quienes la utilizaron como torre de vigilancia en el camino de Ejea a Huesca. Posteriormente, cuando los habitantes del poblado que se había construido a sus pies comenzaron a marcharse, la torre quedó abandonada hasta alcanzar el estado actual.
Este es uno de esos lugares en los que, tanto por lo aislado de la ubicación así como la magia del lugar y del momento, hacen que te traslades a otra época y disfrutes aún más de la fotografía nocturna.
En esta ocasión me atreví a utilizar una sensibilidad bastante alta, comprobando que el comportamiento de la Canon 6D es muy bueno a pesar del ISO 6400. Como ya sabéis, un ISO alto combinado con la ausencia de luna hace que consigamos un cielo repleto de estrellas (si no lo sabías, echa un vistazo a mi ebook de Fotografía Nocturna).
La iluminación para esta fotografía fue la siguiente: