Seguimos con fotos del pasado verano en el entorno del Valle de Hecho. Esta vez es de un lugar precioso en el corazón de los Pirineos y justo en la frontera con Francia: el ibón de Estanés. La idea era subir a dormir al ibón para aprovechar tanto el atardecer como el amanecer y, por supuesto, la noche para hacer fotos.
Para las fotografías nocturnas, la intención era utilizar la tienda de campaña como sujeto principal con el ibón y las montañas que lo rodean de fondo. Al tratarse de un paisaje tan grande, tendría que contar con la luz de la luna para iluminarlo, por lo que era importante elegir la noche correcta. Ese día, la luminosidad de la luna debía ser suficiente para no trabajar con ISOs o tiempos de exposición muy altos, en los que mi cámara no se comporta de forma correcta, y su posición debía ser la idónea para iluminar de forma lateral el fondo.
En la imagen siguiente podéis ver la información que proporciona el programa TPE para la noche elegida, la del 10 al 11 de agosto:
Como se puede ver, la salida de la luna sería a las 01:21. No obstante, habría que esperar algo más de tiempo para que la luna ganara altura y evitar así las sombras proyectadas por las montañas de alrededor.
Una vez escogido el día, era necesario preparar todo el equipo. La caminata hasta el ibón es, por supuesto, mucho más larga que a cualquiera de las localizaciones anteriores, alcanzando los 9 km de longitud. Por ese motivo, junto al hecho de que era necesario llevar todo lo necesario para pasar la noche (abrigo, cena, tienda, sacos y esterillas), hubo que restringir al máximo el equipo fotográfico a subir. Esto supone un problema en fotografía nocturna por la cantidad de material necesario (trípode, linterna, disparador, frontales, baterías y pilas de reserva, etc) por lo que el peso de la mochila era considerable. El paisaje espectacular de Aguas Tuertas hizo más llevadero el camino.
La llegada fue en pleno atardecer, con una espectacular vista del ibón y todas la montañas que lo rodean:
Nada más llegar, montamos la tienda, cenamos y a dormir para poder descansar algo antes de que sonara la alarma a las 02:30 de la madrugada, hora a la que la luna estaría en la posición correcta para iluminar el paisaje.
Llegado el momento, comenzamos con las típicas pruebas de iluminación y tiempos de exposición. En esta ocasión, Sara iluminaría la tienda desde el interior con la WF502B y yo me encargaría del exterior, con esa misma linterna, aportando luz de una forma muy tenue.
Al estar orientada hacia el sur, el ecuador celeste estaría visible. Un elemento que me encanta y cada vez incorporo más en mis fotografías.
Al terminar la sesión, de vuelta al saco para descansar algo antes de levantarnos y desmontar la tienda justo a la salida del sol.
Durante el descenso pudimos disfrutar de las vistas sobre el fondo del valle de Aguas Tuertas.
Una noche muy buena, en la que pudimos disfrutar de la fotografía nocturna en un entorno incomparable.
Gracias al Parque Natural de los Valles Occidentales por la ayuda e información prestada.