La época en la que tenemos más horas para hacer fotografía nocturna es la mitad del año comprendida entre los dos equinoccios (21 de septiembre y el 21 de marzo), por ser el periodo con menos horas de luz (el tiempo mínimo que tendremos de oscuridad es de 9 horas), pero también es cuando las temperaturas son más bajas y más debemos protegernos contra el frío.
Si bien en el cuerpo lo podemos mitigar con diversas capas (térmica, cortavientos…), en las manos será más complicado pues cuanto más abrigadas estén, menos sensibilidad tendremos a la hora de manejar el equipo (cámara, flash o incluso el móvil para calcular la reciprocidad o la hiperfocal).
Una opción es utilizar un guante de montaña y quitárnoslo cuando tengamos que necesitar sensibilidad, pero eso también provocará que las manos se enfríen y que sea difícil volver a recuperar el calor. Además, corremos el riesgo de perderlo (alguna vez he estado apunto) y ya sabemos lo complicado que es encontrar algo en la noche.
La solución por la que he optado (que por supuesto no es única ni tiene por qué ser la mejor) es utilizar una combinación de capas.
La primera es un guante fino que se encargará de reducir la pérdida de calor en aquellos momentos en los que necesitemos sensibilidad. Además, no estará de más si dispone de zonas conductoras en las puntas de los dedos para poder utilizar las pantallas táctiles de nuestros móviles.
En un primer momento opté por los guantes GLi TAKE HEATouch (8 € en Decathlon, ya descatalogados) pero con el tiempo terminé comprando otros algo más gruesos.
La segunda capa será la que nos proteja del frío en aquellos momentos en los que no necesitamos sensibilidad, por ejemplo al montar el trípode o iluminar con la linterna. Para esta capa podríamos utilizar un guante de montaña que permita llevar un guante fino debajo, pero seguimos teniendo el problema de que se nos caiga del bolsillo o lo olvidemos en el suelo. Una posible solución son unas manoplas tranformables en mitones, de tal forma que no tengamos que quitarnoslos a la hora de manejar la cámara. Únicamente será necesario retirar la parte superior de la manopla (la que recubre los dedos) y que quedará sujeta con velcro en el dorso de la mano. De esta forma además sólo dejamos expuestas las puntas de los dedos, que quedarán en parte protegidas por la primera capa.
Los guantes que utilizo como segunda capa son unos mitones, similares a estos.
Después de probar varias combinaciones, ésta es la que más me protege del frío, habiendo aguantado perfectamente a temperaturas de -1ºC. Así que, si estás buscando unos guantes de fotógrafo, ya sea para nocturnas o paisajes, elige una combinación práctica y que te permita mantener las manos calientes.
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